miércoles, 20 de junio de 2007

FUNDACIÓN DE SANTA ANA ATLIXTAC


LA CONQUISTA ESPIRITUAL DE FRAY ANTONIO DE SEGOVIA

En 1530 llegaron a la región frailes franciscanos, destinados a conquistar espiritualmente a los indios, para convertirlos a la religión católica.
En 1531 construyeron un Convento en Tetlán, de allí salían a catequizar a los indígenas, los sacerdotes: fray Antonio de Segovia, fray Juan de Padilla, fray Juan Badillo y el lego fray Andrés de Córdova.
Fray Antonio de Segovia llegó al primer Atlixtac caminando descalzo, apoyándose con una vara y con un rosario en la otra mano. Dormía por el camino, en donde lo sorprendía la noche. Llevaba como alimento tan sólo maíz tostado.
Fue un hombre piadoso e incansable en su labor de evangelización por toda la región. Se dice que en la Guerra del Mixtón iba por el campo de batalla con la imagen de la Virgen de Zapopan, colgada de su pecho, clamando que cesara la lucha sangrienta.
En 1557 fue elegido como Representante de la Custodia de Santo Santiago de Xalisco. Al poco tiempo, ya había quedado ciego.





LA GUERRA DEL MIXTÓN

Sucedió el 16 de diciembre de 1541 en el Ceno del Mixtón, causada por una rebelión de los indios, al verse reducidos a la esclavitud por los españoles y obligados a renegar de sus dioses.
Los indígenas eran dirigidos por el valiente Tenamaxtli. Al saber de la magnitud del ejército indígena, el propio virrey don Antonio de Mendoza decidió dirigir el ataque de los españoles. Se vino desde la Nueva España engrosando su ejército con indígenas de los reinos que tenía sometidos. Traía en su ejército a aztecas del centro de la Nueva España y a indios tarascos de Michoacán. En su paso por el Valle de Atemajac, ordenó que se le unieran refuerzos de los indios de Tónalá y de los tlaxomulcas; entre ellos acudió casi la totalidad de los indios de Atlixtac.
Los indios rebeldes perdieron la batalla, ante la gran mortandad de los indígenas varias localidades quedaron despobladas. Para repoblar a Atlixtac, se ordenó que indígenas de Apozol, Zacatecas, fueran removidos para vivir en lo que sería un nuevo poblado: el de Santa Ana Atlixtac.





LA FUNDACIÓN DE SANTA ANA ATLIXTAC

Al darse la orden de repoblar Atlixtac, con indios de Apozol, Zacatecas, se decidió cambiar de lugar al Atlixtac indígena, al lugar que ahora ocupa. A la nueva población le fue asignada como patrona a la Señora Santa Ana y se le construyó una capilla en el centro del poblado. Los religiosos, ayudados por los indios, trazaron las calles formando “manzanas”, que eran grandes extensiones rectangulares de terreno, alineadas encalles paralelas y perpendiculares. Se dice que los límites de la población se dieron en las esquinas de las calles que actualmente tienen los siguientes nombres: al norte por la calle Colón hasta la esquina de Aquiles Serdán. Al sur por la calle 16 de septiembre, hasta su cruce con Agustín Rivera. Al este, por la calle Morelos, hasta la esquina de Abasolo. Para el oeste, el límite estaba en la calle 5 de mayo.
Se colocó una “mojonera” (piedra triangular) para establecer los límites de las calles del poblado.
En la construcción de las nuevas casas se usó piedra para el cimiento y adobe para los muros; los techos eran de vigas y teja.
Allí vivían los españoles encomenderos con los sirvientes indígenas ya esclavizados. En las inmediaciones de las mojoneras se construyeron rústicos jacales para que allí viviera el resto de la población indígena. El 2 de octubre de por orden del gobernador de la Nueva Galicia, Cristóbal de Oñate, el capitán y oficial mayor de la Villa de Guadalajara, don Miguel de Ibarra, estableció en Ajijic el Decreto para la fundación definitiva de la nueva población a la que se llamó Santa Ana Atlixtac, uniendo el antiguo nombre indígena y el nombre de la patrona del pueblo.
Santa Ana Atlixtac, quedó bajo la jurisdicción del antiguo Tlaxomulco (Actualmente Tlajomulco de Zúñiga).




CONTRUCCIÓN DE LA CAPILLA DE VISITA DEDICADA A SEÑORA SANTA ANA

Los franciscanos organizaron a los indígenas para construir una sencilla capilla en honor de Señora Santa Ana, la patrona del pueblo. En la elección prevaleció una muestra de reverencia a la vejez, que fue bien vista por los de Atlixtac y aceptaron dócilmente por patrona a una santa anciana de la religión católica. En la construcción usaron la piedra, y muros de calicanto. El techo era frágil, construido con morillos y palma) un lamentable incendio accidental, acabó con la incipiente capilla.
Algunas canteras labradas de esa pequeña capilla, se encuentran en el friso y la cornisa del actual teatro, que forma parte de la fachada del templo de Nuestra Señora de Santa Anita. Otras lozas de cantera, restos de esta primera capilla, se colocaron en lo que ahora es el marco de la ventana del templo de Nuestra Señora de Guadalupe.


LOS FRANCISCANOS ENSEÑAN OFICIOS A LOS INDIGENAS

Los frailes franciscanos enseñaron a los indios nuevas formas de trabajo en el campo, en estos terrenos de labranza que en la nueva fundación, pertenecían ya a los españoles encomenderos.
Les instruyeron en la música y el canto para que entonaran alabanzas en la capilla dedicada a Señora Santa Ana. Al ritmo de la chirimía, formada por el traspisalis (flauta) y el tamborcillo, aprendieron a danzar en honor de la patrona del poblado.
Los indígenas aprendieron a tallar la madera, confeccionaban: mesas, sillas, puertas; y aperos de labranza que les facilitaban el trabajo en el campo.
Los religiosos les enseñaron a realizar nuevas construcciones, que daban firmeza y solidez a las viviendas, con: la piedra, el adobe y las tejas.



LA COFRADÍA DE LA PURÍSIMA CONCEPCION (EL HOSPITAL)

Enfrente de la capilla dedicada a Santa Ana, los franciscanos instruyeron a los indígenas para edificar otra capilla más pequeña, y un hospital que era atendido por los curanderos de la tribu.
En el amplio patio del hospital podía verse una gran cantidad de plantas medicinales, de entre ellas: la hierbabuena, ruda, estafiate, pasiflora, savia, acocote, betónica; y árboles de naranjo agrio Al hospital acudían sólo los enfermos del poblado. También era utilizado para dar albergue y alimento a los viajeros que llegaban a pernoctar en su tránsito a Guadalajara, o hacia Tlajomulco.
En la pequeña capilla (actualmente dedicada a la Virgen de Guadalupe), se rendía culto el 8 de diciembre a la Purísima Concepción. Se quemaban cohetes (cuetes), tocaban los músicos del pueblo y después de la misa de función, se compartía una comida comunitaria en la que todos cooperaban.
Era una verbena popular en la que, sin embargo, la disfrutaban los españoles criollos, siempre separados de los indígenas; era muy notoria la diferencia de las clases sociales, aún en los eventos religiosos que eran organizados por los frailes franciscanos.


2 comentarios:

queta dijo...

Es lindo poder saber la historia del pueblo que te vio nacer mi querido santa anita

clauss dijo...

gracias por crear este blog, sería bueno que se siguieran subiendo fotografías e información de lo que acontece en el pueblo.