viernes, 11 de mayo de 2007

FUNDACIÓN DE ATLIXTAC

FUNDACIÓN DE ATLIXTAC


Familias de los indios tlaxomulcas, descendientes de la tribu Coca, llegaron aproximadamente por el año de 1500 a una pequeña extensión de terreno, que pasado el tiempo sería aledaño a la Hacienda La Calerilla. Era un lugar en donde proliferaban pequeños ojos de agua, cuya tonalidad blanquecina se debía a la presencia de cal en el terreno arenoso.
Para dar nombre a este naciente poblado, los indígenas eligieron la palabra náhuatl ATLIXTAC, que significa: “agua blanca”; de las partículas atl = agua, e ixtac= blanca. En desinencia de la lengua de la tribu coca, se denominaba Atlixtaque, o Atliztaque. Los indios construyeron rústicas chozas sin traza alguna, diseminadas por el terreno. Las paredes las construyeron con troncos y maderos de distintos tamaños. En los techos utilizaron paja, que era afianzada en los troncos con cordeles, tal vez formados con fibras de izote.
La choza era amplia en su extensión y de una sola estancia, era utilizada a la vez como cocina y habitación. Allí dormían sobre petates todos los miembros de la familia.El perro era un acompañante, tanto en la vivienda, como en la caza de animales en el campo.



EL TRUEQUE



Los indígenas del antiguo Atlixtax consumían Lo que producían de sus tierras, o comían los animales que cazaban por el campo. Cuando necesitaban usar o consumir algo que no tenían, cambiaban algo propio por algún objeto que otros producían eso era el trueque. Comerciaban con el trueque entre sí, o bien se iban a visitar a otras tribus para comerciar con ellas. Acudían con los pobladores de Tzapotepec (actualmente, San Sebastián EL Grande), a Tepetitlán (hoy Santa Ana, Tepetitlán), a Toluquilla, y aún hasta el antiguo TIaxomulco (actualmente, Tlaxomulco de Zúñiga). Las aves de corral, la piel de venado y de otros animales del monte, además de varios productos que obtenían de la tierra, eran cambiados por otros satisfactores como: sandalias, xolotones, ídolos de barro, o de piedra, sal, y algodón para fabricar sus frazadas. Otro producto que proponían en el trueque, o que adquirían por medio de ese comercio, era la bebida embriagante del pulque. Esta bebida era tomada exclusivamente por las personas mayores, principalmente por los varones.






EL VESTIDO


Las mujeres usaban un xolotón de algodón que les llegaba por debajo de la cintura. Era como un costal cuadrado con tres agujeros, por donde sacaban la cabeza y los brazos. Usaban naguas de algodón que les bajaba hasta los tobillos. Algunas de ellas se recogían el cabello con cintas de algodón. Los hombres usaban probablemente el taparrabo. Calzaban sandalias elaboradas con el cuero de los animales que cazaban. Adornaban su cabeza con penachos, elaborados con plumas de las urracas y de las guacamayas. En el invierno se protegían con un xolotón o túnica de lana, que les llegaba hasta la rodilla.







TOPONIMIA DE ATLIZTACA


Se supone que los habitantes de la tribu de Atlixtac no conocían escritura alguna, puesto que no existe ninguna evidencia de su comunicación escrita. Ello hace sumamente difícil encontrar un símbolo que les diese identificación. Sin embargo, por cierta afinidad con el nombre de Atlixtac, se ha Localizado este glifo toponímico llamado Atliztaca. Aparece en el Códice Azoyú del Reyno de Tlachinollan; significa: “Lugar de la blancura del agua. Destacan en el dibujo los círculos que semejan gotas, u ojos de agua, para así fortalecer el significado predominante del agua, que aparece en toda la figura.







LA COCINA INDIGENA


Posiblemente el fogón estaba rodeado con piedra directamente sobre el piso. En su interior colocaban leña y olotes; encima de él ponían un comal para cocinar las tortillas de maíz. A un Lado ponían el metate, el molcajete y el brasero. En una escudilla la mujer preparaba la masa, luego la ablandaba en el metate y torteaba un trozo en las palmas de las manos, ya formada la tortilla la depositaba sobre el comal. En el brasero cocinaba los frijoles. En el molcajete machacaba el jitomate, el chile y la sal. Usaban escudillas o jícaras, jarros, cazuelas y ollas de barro. Se alimentaban de: tortillas, frijoles, chile, jitomate, nopales, verdolagas, tamales, tunas, pozole, huitlacoche; y de la carne de los animales que los hombres cazaban en el campo. La tortilla era usada a manera de cuchara, con ella sopeaban la comida desde el interior de la escudilla para llevarse el alimento a la boca. Era común prepararse tacos con la tortilla sobre la mano.






LOS INDIOS

Los hombres eran lampiños, de escasa barba, pero de abundante y Larga cabellera, negra y lacia. Eran de mediana estatura y de piel morena. Manejaban con destreza el arco y la flecha. Era costumbre entre Los indígenas que un hombre tuviera varias esposas, por lo que su descendencia podía ser numerosa. Las mujeres eran morenas, también de mediana estatura. Respetuosas y obedientes con su esposo. Su pelo negro, era largo y lacio. Les gustaba que su vivienda estuviese siempre bien barrida; quizás hacían las rudimentarias escobas con matorrales de la planta llamada chachina. La educación del hijo quedaba bajo la responsabilidad del padre, quien se encargaba de enseñarle a cazar animales, a trabajar en las Labores del campo y a conocer los animales en los terrenos y cerros de los alrededores. Las niñas estaban bajo el cuidado de la madre, quien les enseñaba a aprender las labores de la casa y a ser obedientes con sus padres y sus hermanos varones.






LABORES COTIDIANAS

Los hombres se dedicaban a la caza de animales en el campo con la flecha y el arco. Cazaban: venados, conejos, huilotas, ardillas, tejones, patos, gatos monteses y armadillos. De la tierra obtenían principalmente: maíz, calabaza, frijol, trigo, chayote, chinchayote, camote silvestre, nopales, jitomate y chile. Las mujeres se dedicaban a atender su casa y a su familia.
Cuidaban del guajolote como ave de corral. Preparaban los alimentos. Ayudaban a veces en las labores del campo. Algunas tejían el hilo de algodón, con el cual confeccionaban su ropa y los adornos para su pelo.






LA RELIGION


Los de Atlixtac, como descendientes de la tribu del antiguo Tlaxomulco, eran idólatras; veneraban: al sol, La luna y la lluvia. Aunque no se ha encontrado en ese terruño algún vestigio de sus esculturas, se cree que sus ancestros pudieron haberles enseñado a fabricar ídolos de barro. Era tradición en los indígenas de este lugar, ser amables y respetuosos con los ancianos; de entre ellos elegían al que consideraban el más sabio, y a él se le nombraba jefe de la tribu. Tenían un curandero, que les preparaba pócimas elaboradas con hierbas medicinales. Les hacía “limpias” corporales para librarlos del “mal de ojo” y de las enfermedades. Tenían un sacerdote, que era quien les inculcaba el culto a los dioses. No eran guerreros, pero cuando ocasionalmente mataban a quien consideraban un adversario, que no fuera de su tribu, se comían su cuerpo como si se tratara de algún animal que hubiesen cazado en el campo.







EL CLIMA

Los de Atlixtac, como descendientes de la tribu del antiguo Tlaxomulco, eran idólatras; veneraban: al sol, La luna y la lluvia. Aunque no se ha encontrado en ese terruño algún vestigio de sus esculturas, se cree que sus ancestros pudieron haberles enseñado a fabricar ídolos de barro. Era tradición en los indígenas de este lugar, ser amables y respetuosos con los ancianos; de entre ellos elegían al que consideraban el más sabio, y a él se le nombraba jefe de la tribu. Tenían un curandero, que les preparaba pócimas elaboradas con hierbas medicinales. Les hacía “limpias” corporales para librarlos del “mal de ojo” y de las enfermedades. Tenían un sacerdote, que era quien les inculcaba el culto a los dioses. No eran guerreros, pero cuando ocasionalmente mataban a quien consideraban un adversario, que no fuera de su tribu, se comían su cuerpo como si se tratara de algún animal que hubiesen cazado en el campo.